En este marco del primer viernes, dedicado al sagrado Corazón de Jesús, nos unimos al clamor de nuestros obispos, para orar por esta situación tan compleja que vive el país. Una realidad que nos compete a todos como ciudadanos y sobre todo como pastores, que tenemos a cargo una porción del rebaño del Señor. No podemos ser indiferentes a esta realidad que atraviesa nuestra nación. El país pasa por un momento sin precedentes, en un ambiente de creciente tensión social, de muerte, destrucción, hambre, injusticia, y conflicto. Ahora el país, parece estar recorriendo un camino desconocido.
Somos hombres de esperanza, que soñamos y trabajamos por construir la paz, cimentada en el diálogo, la reconciliación, la justicia, la verdad, y el amor. Por eso, como Iglesia particular de Cali, nos unimos en una sola intención al Padre Celestial, para que por medio del Sagrado corazón de Jesús, nos regale la paz que solo procede de Él.
Con un canto apropiado se trae al altar el Santísimo Sacramento que es expuesto solemnemente. Luego de la incensación correspondiente, el presidente dice:
V/ Bendito alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
R/ Sea para siempre bendito y alabado.
V/ Mi Jesús sacramentado mi dulce amor y mi consuelo. R/ Quién te amara tanto que, de amor por Ti, muriera.
Presidente: En este viernes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, nos unimos como hermanos, orando, y suplicando al Señor el regalo de la paz en nuestra patria, nuestra ciudad, y en cada uno de nuestros corazones.
Señor, tu Palabra es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos, que penetra hasta partir el alma y el espíritu; performa, Señor, hasta lo más profundo de nuestro ser, para así, llegar a ser verdaderos promotores de la paz.
Que tu presencia sea el anhelo de nuestra vida y nos lleve al gozo de amarnos los unos a los otros, para que, el mundo se transforme con la gracia de Dios, y se transfigure, en un mundo, en que prevalezca la verdadera paz, fruto de la justicia.
Señor, tu gracia nos basta y la esperanza nos sostiene, porque Tú, Señor, Príncipe de la Paz, nos traerá la paz definitiva.
Canto: Ha venido el Señor a traernos la paz.
Del santo Evangelio según San Juan (14, 23- 29)
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucha no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Les he dicho estas cosas estando entre ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo la paz, mi paz les doy; no se las doy como la da el mundo. No se turbe tu corazón ni se acobarde. Han oído que les he dicho: “Me voy y volveré a ustedes.” Si me aman, se alegrarán de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que Yo. Y se los digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean.”
¡Palabra del Señor!
Luego se canta: Hazme un instrumento de tu paz
Nuestro Padre celestial siempre escucha a sus hijos que, claman a Él en el dolor y la angustia, por eso unámonos ante estas peticiones diciendo:
1. Por los países que están en guerra, para que la necesidad de la paz cale en el corazón de sus dirigentes, y busquen por encima de todo, el bien de la población. Oremos.
2. Por nuestro país Colombia, nuestra ciudad Cali, y todos los que viven el problema del conflicto armado, por las familias de las víctimas y los que viven atemorizados, para que la sociedad y los gobiernos, más allá de intereses partidistas se unan para conseguir la paz tan necesaria.
3. Para que nuestros gobernantes practiquen la justicia, busquen la igualdad y defiendan la vida con entereza. Oremos.
4. Para que la Iglesia sea incansable trabajadora de la paz y sea testigo de la misericordia y la fraternidad en medio del mundo. Oremos
5. Para que todos seamos capaces de ser creadores de la paz, luchando por la justicia y el perdón en nuestros ambientes, reparando los daños causados y alcancemos a ser una sociedad justa y equitativa Oremos
6. Para que se despierte en nosotros un espíritu inconformista con la injusticia, y valiente para denunciar las injusticias y atropellos que se presenten ante nuestros ojos. Oremos.
Presidente: Padre Dios Todopoderoso, concédenos superar la división, el odio, la guerra y el desamor. Mira con misericordia a Colombia herida por la injusticia y por la violencia.
Recordamos, con humildad, que somos una nación consagrada a tu corazón; que nos has unido íntimamente a Ti, y que a través ese amor, santo y puro, que nos has prodigado, queremos ofrecerte nuevamente nuestro país, renovar nuestra consagración. Eres nuestro Dios y nosotros tu pueblo.
“Dios, fuerza de su pueblo, fortaleza de salvación para su ungido. Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos por siempre.” (Salmo 28,8)
Recíbenos, Señor, sólo Tú puedes devolvernos la paz; Tú haces nuevas todas las cosas, hazlas en Cali y en Colombia entera.
Muéstrate benévolo, Señor, ante las súplicas que te presentamos, confiando en la intercesión de tu Hijo nuestro Señor. Que vive reina por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ahora unidos como hermanos hagamos nuestra la oración de Jesús: Padre nuestro que estás en el cielo…
Tantum ergo sacraméntum venerémur cernui, et antíquum documéntum novo cedat rítui;praestet fides supleméntum sensuum deféctui.
Genitóri Genitóque aus et iubilátio, salus, honor, virtus quoque sit et benedictio; procedénti ab utróque comparsit laudátio. Amén
V/. Les diste Señor, el pan del Cielo
R/. Que contiene en sí, todo deleite
Oremos: Señor nuestro Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. ¡Amen
Al finalizar, el sacerdote o si hay diácono, luego toma el velo humeral, hace genuflexión, toma la custodia y sin decir nada, traza con el Sacramento la señal de la cruz sobre el pueblo.
Se reserva el Sacramento en el tabernáculo, y hace genuflexión, en tanto que el pueblo, si parece oportuno, puede hacer alguna aclamación, y luego se retira.